¿Realmente la escuela ha cambiado? A mi parecer no, desgraciadamente nuestra Escuela no es una Escuela del SXXI, el maestro sigue siendo el centro, los niños y niñas son objetos pasivos en su propio aprendizaje, los libros de texto siguen siendo el recurso principal de aprendizaje, muchos docentes no siguen una formación continua, las familias no se implican en el aprendizaje de sus hijos e hijas…
¿Qué podemos hacer? A mi parecer, los docentes somos ese motor que puede empujar a un cambio, podemos conseguir que nuestros niños y niñas sean protagonistas de su aprendizaje, fomentar el trabajo cooperativo, que unos aprendan de otros, y que nosotros podamos aprender de ellos, trabajar por proyectos, que el libro de texto deje de ser el recurso principal, promover la creatividad, desarrollar al máximo las capacidades de nuestros niños y niñas, trabajar la inteligencia emocional… Pero sobre todo tenemos que conseguir que la escuela sea un lugar para todos y todas, donde los niños y niñas puedan disfrutar aprendiendo, pero sobre todo, debe ser un lugar donde los niños sean niños, donde puedan jugar y desarrollarse plenamente en todos los niveles.
Puedo considerar que he aprendido mucho durante estos dos meses. Aunque la mayoría de las metodologías las había conocido con anterioridad, esta vez he podido profundizar en ellas, tanto en el aula como en casa, de una manera diferente; mediante trabajos cooperativos y a través de las redes sociales. Este método, me ha resultado muy provechoso porque realmente he sentido que era protagonista de mi propio aprendizaje.